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Literatura Femenina

Ajustando los engranajes

mujer por género, siempre ha estado sometida a un sistema patriarcal que la reprime constantemente. Esto es producto del aprendizaje social que arrastran nuestros antepasados y que ha sido una grieta difícil de superar.
El ámbito literario no ha sido la excepción y las mujeres escritoras tienden a encontrarse con un mundo cerrado tanto en lo social como en lo intelectual. El discurso de la mujer se caracteriza porque es un fenómeno cultural vinculado a su historia y a las diversas opciones de códigos legitimados por la cultura.

Es en este escenario donde la mujer se abre paso al mundo literario.

El movimiento literario femenino que se ha generado, no es tan reciente como muchos creen, este es un fenómeno que viene dándose junto con las letras, pero eran casos totalmente aislados los cuales no tuvieron la fuerza de salir a la luz. Al transcurrir el tiempo vemos como escritoras de la talla de George Sand tuvieron que vestirse y actuar como hombres para ser leídas y consideradas como escritores, muchas de ellas se cambiaron de nombre y de ropa y otras se convirtieron en monjas, tenemos el caso de Sor Juana Inés de la Cruz. Mujeres que siempre se mantuvieron vírgenes y que su única pasión fue amar el arte de las letras.

En la actualidad, existe una gran gama de literatura femenina para escoger, desde poesía hasta narrativa pasando por todas las temáticas existentes, que muchas veces son mas leídas que la literatura masculina. En este sentido es necesario señalar que existen dos tipos bien marcados de escritura, están las mujeres que escriben sobre mujeres y para las mujeres, que son éxito de superventas y llegan a una gran masa pero que denuncian cosas particulares y tienen menos poder crítico de reflexión, lo cual las vuelve obvias.

El otro tipo, son las mujeres capaces de escribir saltando las barreras sociales, desdoblándose para plasmar su visión de mundo y no aprovechar demasiado sus experiencias específicas en cuanto a mujer, para que esta literatura sea leída universalmente.
Ser escritora no es nada fácil para una mujer ya que se sale de los cánones sociales y es reconocida como algo externo a la cultura, como son considerados los locos, las minorías étnicas y los homosexuales.
Pasan a ser una especie de arquetipo o bicho raro ya que no son el ideal que la sociedad quiere que sean. Porque ponen el dedo en la llaga, ahí donde más duele, hablan desde sus emociones, dicen lo que nadie se atreve a decir.

El otro Yo

El proceso creativo que se da en la mayoría de las escritoras es aquél que surge a partir de la represión social y sicológica en la cual se ve inmersa atribuido al contexto histórico y cultural. La mujer ante tal panorama, vuelca lo suyo dentro de ellas mismas en su intimidad, van a su cuarto y comienzan a buscarse para reconocerse tal como son y lo hacen con el cuerpo, con lo sensual, con la cosa de los sentidos.
Fernanda Moraga, investigadora y docente de la USACH dice que " En la literatura de mujer hay un yo mismo que se conecta con el yo cuerpo, ya no tiene que ver con la cosa erótica de la lengua, sino conmigo misma. Yo me palpo, yo me huelo, yo me siento y desde ahí construyo mi lenguaje en mi propio texto-cuerpo". La mujer en la intimidad de su cuarto se mira al espejo buscando una imagen que sea real, la imagen que verdaderamente tiene, pero lo que ve es un doble de ella. Ve la que ellos han construido y su imagen verdadera se pierde, se tergiversa. Entonces ve que su imagen se degrada en el espejo y asume que está desvalorizada.

Cuando se da cuenta de esto vuelve a buscarse, quiere encontrar su verdadero yo su voz propia y comienza en el origen. "Esto tiene que ver mucho con el seno materno, de ahí que la figura de la madre sea tan poderosa en la literatura femenina, porque es el origen, un modelo, lo cual le permite tener una mirada bizca, no directa o racional como el logos masculino" señala Naím Nómez, poeta, docente y crítico literario.

Es precisamente esta mirada bizca la que le permite verse oblicuamente, se desdobla, sale de sí misma y dice cosas que no diría. De ella salen la que no tiene lógica, la inconsecuente, la que grita, llora y se desespera, dice lo que no diría.
A partir de algo que le han reprimido y de lo cual le han excluido tiene la posibilidad de volver a ser ella misma, vuelve a mirarse al espejo y la imagen que encuentra ahora es la verdadera. Utiliza la exclusión de lo social y el sistema patriarcal para inventar sus historias, sus poemas, es una válvula de escape que nace de la represión. ( Las investigaciones de Lacán sobre la función de la palabra en psicoanálisis parecen confirmarlo).
Mientras el hombre al escribir se separa de sí mismo, tiende a objetivar, establece entes y mundos nuevos, en la mujer sucede lo contrario la palabra es una extensión de sí misma, escribe con la emocionalidad del cuerpo, utiliza más los sentidos que lo racional.
El aspecto creativo es muy importante en la literatura femenina actual ya que escribir es igual a crearse.